martes, 28 de julio de 2009

Cambio de paradigma inesperado


Dominguet no ha llegado a tiempo a la ciudad subterranea, al parecer los friegaplatos eran prescindibles, así que se ha ido a pasear con un amiguito


Dominguet y las cremas solares

Un cambio de paradigma inesperado. El agua comienza a evaporarse. Los hombres y las mujeres tambien.

¡Bajo tierra! ¡Tenemos que escondernos bajo tierra! Un plan de choque gobernamental contra la vaporización establece crear una pequeña ciudad subterranea con inmensos depósitos de agua ajenos al poder del Sol. La pregunta es la siguiente; ¿cuantos miles de hombres y mujeres trabajarán a velocidad estajanovista para concluir la ciudad antes de que los mares desaparezcan con la certeza de encontrar finalmente sus puertas cerradas? Las fotografías de estos abnegados trabajadores que murieron de sed o abrasados por el sol para que los administradores del saber pudieran conservarse a cientos de metros bajo el suelo han quedado registradas en un disco duro, para cuando vuelvan de nuevo los océanos, total, apenas ocupan diez centímetros cuadrados. Dieron sus vidas para que el conocimiento humano no se perdiera, y dejaron a los que poseían el saber la posibilidad de volver a intervenir en la realidad. Dominguet, se quedó fuera de la ciudad subterranea, claro. Él sabe que estos tipos intervinieron demasiado en la realidad. Bueno, siempre intervienen demasiado en la realidad. ¿Y qué hacen ahora los selectos habitantes de la ciudad subterranea para enmendar las cosas? Si, ahora se ponen a rezar.


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