sábado, 17 de julio de 2010

De la silla de ruedas al coche teledirigido



Dominguet en sus fantasias imagina que por fin tiene una silla

De la silla al coche teledirigido a la estafa planetaria

Un dia un hombre se sentó en una silla, y al tratar de levantarse no pudo. Para tener acceso a la nevera y al mundo de la movilidad tuvo que llamar a un vecino, pero este nunca vino.

Y como el vecino nunca vino llamó a un técnico. El técnico observó el problema y le puso unas ruedas a la silla. Más tarde se supo que había una infección de hombres que no podían levantarse de sus sillas. Y así es como se motorizaron las sillas. Entonces pasó lo de siempre. Los que bajaban a las minas donde se extraían las ruedas que más tarde se instalaban a las sillas, miraban a los hombres que no podían levantarse de las sillas con cierta envidia o algo parecido. Los hombres de las sillas decían que ellos soñaban con levantarse y correr por el bosque. Los hombres que bajaban a las minas por ruedas no querían ir al bosque a correr, tan solo querían sentarse en una silla y no volver a levantarse, además el bosque cada vez estaba más lejos de las minas de ruedas de sillas. Un día ocurrió. Un hombre que estaba sentado en una silla y no podia levantarse un dia se levantó. Quedó sorprendido. Se sentó de nuevo y no dijo nada a nadie. En todas las partes del mundo sucedió exactamente lo mismo. Los hombres que estaban sentados en una silla y no podían levantarse se levantaron durante un instante y volvieron a sentarse, asustados, y no dijeron nada a nadie. Pero seguian soñando en voz alta con correr por el bosque, y los hombres que bajaban a las minas a por ruedas para las sillas, siguieron bajando a las minas a por ruedas para las sillas.


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