Asómense al balcón y griten bién alto: "¡Viva los centros terapéuticos de menores! ¡Viva el fúmbol!"
Un negocio de gran porvenir
Un negocio de gran porvenir
Dominguet ha tenido una idea. Se trataría de ganar algo de pasta extra, haciendo negocio con, uhmm, ¡niños y chavales!
Digámoslo claro, los niños son el futuro, sin ellos, ¿quién extraerá el cóltan? ¿quién sino recibirá una bala en el pecho? ¿con quién sino se experimentará con las futuras camisas de fuerza químicas? Si amigos, los niños primero. A Dominguet le mola tomarse una cerveza en una terreza y que un esclavo acuda a su llamada. Los esclavos fueron niños un dia no lo olviden, y que se sepa, un mundo sin esclavos no es demasiado conveniente. Por eso el negocio de Dominguet permite que la fábrica de esclavos siga funcionando. Para empezar, construyamos una idea, por ejemplo: "No pueden quedar abandonados a su suerte los niños" Así que se les retirá la custodia de las familias sin recursos y se les lleva al negocio que propone Dominguet, se ingresan 6000 euros por niño al mes y se les médica con Haloperidol, se les reduce a la fuerza, se les aisla y se les ata a la cama si fuera necesario, y al salir, a los 18 años, pueden ingresar o en el ejército o en la cárcel, a su gusto. También pueden ir a la fábrica, o servir una cerveza a Dominguet. Solo hay un pequeño problema, este negocio ya se lo ha apropiado un menda, unos mendas. El invento incluso tiene nombre, se les llama centros terapeúticos de menores
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