viernes, 22 de octubre de 2010

Estajanovismo a la mandrileña


Stajanov y Dominguet entrando en razón
Dominguet se hace estajanovista

La inquietante moda de reducir los sueldos y trabajar más, no preocupa a Dominguet lo más mínimo. La reducción al absurdo de la aventura neoliberal se cruzará en algún momento en la historia del futuro, en el caso de que todavía exista historia en el futuro, con una vieja revindicación de los más bellos revolucionarios: la abolición del trabajo asalariado.

El trabajo fué ocupando las 24 horas del dia en Mandril y el sueldo se fué reduciendo hacia la nada. La consigna revolucionaria de la "Abolición del trabajo asalariado" no se consiguió finalmente por las luchas de hombres y mujeres que querían emanciparse, sino por la presión de la patronal. La reducción al absurdo de las reivindicaciones neoliberales llevó a las gentes a que trabajaran por nada ¡Imaginen las plusvalías que podrían reportar! Sin embargo ocurrió exactamente lo contrario. Dominguet abandonó la máquina de fregar o la oficina o la fábrica a disgusto de sus jefes, sus patrones, el director de la gran maquinaria del lavavajillas estatal aún sin privatizar. ¿Para qué hacer el canelo? Sin embargo, lejos de lo que esperaba, Dominguet no se encaminó en busca de drogaina y asaltar a viejitos. Sino que se hizo estajanovista. Pero no un estajanovista obsesionado por la producción, sino por la creación: y así comenzó a pasear por Mandril para contemplar la cosificación, okupar ocupar pisos, a juntarse con otros estajanovistas maravillosos. No volvió a tener dinero en el banco ni a comprar nada jamás. Sus únicas propiedades serían desde ese mismo momento si tenía el valor suficiente; un cuaderno, un bolígrafo y una pistola.






4 comentarios:

PELLICER dijo...

Un cuaderno, un bolígrafo y una pistola.....¡si señor, no se necesita más ajuar para emprender el camino!

(Desde la Huelga General, Dominguet, brillas como un diamante loco, que dirían los Pink Floyd)

angola dijo...

la pistola te sobra...no olvides que la poesía es un arma, así que dispara!

PELLICER dijo...

El problema, Orola, es que tan pronto empecemos a disparar poesía nos dispararán balas.

Dominguet dijo...

Recordar que los bolígrafos también se clavan...

 
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