jueves, 21 de octubre de 2010

Hacia un Mandril más atlético



Dominguet haciendo prácticas con una liana defectuosa



Urbanismo atlético



Es cierto, el mundo se va a tomar por culo, pero mientras haya Nescafé en casa, estaremos a salvo. Desde este periódico, aterrados por los sucesos que están por devenir, queremos aportar algunas ideas (bueno, solo una) para el urbanismo del futuro, donde esperemos, por favor, que no haya urbanistas


Se trataría de reducir el transporte motorizado gracias a la incorporación de lianas en las farolas. Todavía no se ha hecho el cálculo, pero Dominguet preveé, así, por el método de la vieja, que una mujer podría recorrer la Gran Via Mandrileña desplazándose por el aire colgada de lianas en liana en apenas unos minutos. Esto, claro, llevaría a una sensible disminución de las emisiones de dióxido de carbono y al posiblemente al reencuentro de unos cuerpos más fibrosos de lo acostumbrado. Quizá algunos viejitos se sientan apartados de este nuevo y sensacional medio de trasporte. Para nada. Cualquiera será libre para caer desde una farola. Pero si el miedo aprieta demasiado, otros medios igual de amables y apasionantes estarán a disposición de los mandrileños, como el patinete o el burrito, por decir algunos de los cientos de miles que la imaginación colectiva elaborará para el uso y disfrute y que encontraremos en el nuevo Mandril

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