martes, 1 de marzo de 2011

Si el desasosiego llama a la puerta



La puerta de Dominguet no es tan bonita, pero al desasosiego le vale

El desasosiego llama a la puerta

Alguien llama a la puerta. Dominguet mira por la mirilla y allí está, si, es el desasosiego. Y no sabe que hacer. Si dejarle en la calle pasando frío, o invitarle a tomar una taza de té

Y es que en un principio el desasosiego es cálido, ese es el problema. Produce cierto ensimismamiento y se enrosca por los piés, y sin darse cuenta uno, se ha métido en el estómago y en la cabeza, y es muy difícil sacarle de allí. Hay que reconocer que hasta cierto punto el desasosiego mola, estimula la imaginación y la creatividad, pero después es un tormento. Se mete en las canciones y en la nevera, se pierde el apetito y aparece por sorpresa en cualquier lugar. Así que uno trata de quitárselo de encima como puede; saliendo con los amigos hasta altas horas de la madrugada o rebuscando en el cajón del todopoderoso humor. Lo peor son las noches, cuando el desasosiego se despierta. Para entonces uno se ha abrazado muy fuerte a la almohada. Pero la almohada no tiene brazos. ¡Solo se necesita un abrazo para que el desasosiego se vaya a dormir!, y aunque eso no garantiza nada, al menos uno deja de sentirse solo, y al desasosiego no le gusta la compañía.

2 comentarios:

Khuai dijo...

Hola. Me gusta el condensador de fluzo, tu viaje y tu anécdota. Yo también me he construido un condensador de fluzo y he encontrado algo que me ha gustado: música.

Pero no cualquiera, un himno. Aquí te lo dejo:

http://elsuelosiguetemblando.blogspot.com/2011/03/civilization.html

(las letras están en dos de los idiomas principales del Imperio, por si se te atragantara el anglosajón)

Dominguet dijo...

¡Magnífico himno! la internacional luddita agradecerá este gesto. Yo lo hago propio.

 
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