El Papa alejándose
La historia pasó a su lado
Cuando Dominguet ayer subía la calle Segovia en bicicleta, se encontró que el Papamóvil bajaba en sentido contrario. Podía haber ocurrido algo.
En esos momentos se ve la entereza de un revolucionario. Había que tomar una decisión en tres o cuatro segundos y lanzar la bicicleta y el cuerpo contra el Papamóvil. Este acto podría haber cambiado algunas cosas. Por ejemplo; en caso de morir atropellado, el juez tendría que inmovilizar el Papamóvil, con todas complicaciones que provocaría para las Jornadas Mundiales de la Juventud. A mi me gustaría imaginar que el Papa tuviera montar en metro, porque hacer autostop es más difícil. Si Dominguet sobreviviera al atropello, es esperable que el Papa se acercara para preocuparse por la salud de bicicletero loco, pero nada garantiza que lo hiciera. Si el Papa llegara al hospital de referencia donde Dominguet se hallara convaleciente, sería una gran oportunidad para algo, ¿no? En esos momentos seguramente no sabría que decir, balbucearía algo, con la mala suerte de que las palabras de Dominguet quedarían de alguna manera tergiversadas, apareciendo en alguna fotografía de un diario conservador en la cama, vendado, junto al Papa, imponiendo su mano sobre la coronilla de Dominguet. Lo cierto es que el Papamóvil se cruzó con Dominguet y no ocurrió nada de nada. Aunque más tarde Dominguet se cruzó con una lechera de la policía, y esta vez si, perdió el equilibrio y acabó estrellándose. La providencia hizo que Dominguet se accidentara a cámara lenta, y ya saben, los accidentes a cámara lenta no producen lesiones.
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