"¿Quieres ser mi amigo?"
Dominguet vió a la gallina de los huevos de oro. No era un mito. Existía. Era hermosa y tangible. La gallina miró a los ojos de Dominguet y le dijo "¿Quieres ser mi amigo?". A Dominguet se le saltaban las lágrimas
Cuando puso el primer huevo de oro todo fueron abrazos y besos. Se declaró fiesta nacional. La presidenta de Mandril declaró a la gallina hija predilecta de la ciudad. Se lanzaron cohetes y los mandrileños bailaron hasta la madrugada. Aquella noche el semen corrió bajo la luz de la Luna y la gallina cacareó excitada. ¡Que hermosos eran esos huevos! ¡Y con que frecuencia los ponía si se administraba su alimentación por un técnico! Si amigos; la gallina ponía huevos, y la economía de Mandril decía "¡Viva!" y la gallina fué confinada a una jaula. No por nada personal, sino para mejorar la producción nacional de huevos. Así que para que la gallina no parase jamás, ni cayese extenuada, se la suministraba antibióticos, estrógenos químicos y preparados hormonales, manteniéndola bajo un estres sostenido que llevó a la economía a la sobreproducción y que permitía iluminar Mandril 24 horas los 365 dias a año. Cuando Dominguet fué a ver a la gallina pasado un tiempo solo encontró un ser deforme. Monstruoso. La gallina miró a Dominguet a los ojos. Sabía que iba a morir y que no había remedio. La economía de Mandril no podía parar.
Con la muerte prematura de la gallina la economía de Mandril se colapsó. Los Mandrileños encendieron antorchas y fueron en busca de gallinas a las que machacar con bates de beisbol. En la fotografía, la gallina de los huevos de oro posteriormente reajustada
1 comentario:
genial hechicero!!
buenísimo!
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