Una mañana se levantan con la autoestima alta y por la tarde quieren poner del revés el mundo, como un calcetin
Despreciar y escupir
Despreciar y escupir
Despreciar y escupir. No por nada personal, claro, sino para que todo siga igual. ¡Imagínese si los propios barrenderos supiesen la verdad! ¡Qué los avances en la salud y la longevidad en los últimos cien años ha sido por ellos!
Entonces es mejor escupir y despreciar. Una y otra vez, hasta que uno lo acepta como natural. Pero despreciar y escupir debe hacerse cotidianamente, y enseñarse, si, de padres a hijos. Y cuando uno es escupido, debe sonreir, si, y si puede con sonrisa de idiota, mejor. Pero por favor, no utilice la violencia, no escupa al que le ha escupido y que le recuerda todos los dias desde que se levanta hasta que se acuesta que usted es un mierda. No utilice la violencia, ¡ni rompa la paz social! Mejor avise a un profesional para que medie entre los dos. Recuerde que usted es sustituible y prescindible. Es importante saber que uno es un mierda y somatizar la rabia escupiendo siempre hacia abajo. Es muy importante despreciar y escupir a los barrenderos porque sino imaginese que estos un dia despiertan y levantan barricadas con sus carritos, destrozan con sus cepillos automóviles y se amotinan en los cantones. En un mes la inconmensurable ciudad de Mandril habría sido barrida definitivamente, pero esta vez, bajo la peste y el tifus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario