Dominguet se ha elevado algunos metros sobre el suelo, pero no, no tiene miedo de caer al vacio
A flotar a flotar a flotar
A flotar a flotar a flotar
Dominguet levita. Se eleva sobre el suelo y corrientes de aire le llevan a la deriva. El cielo de Mandril está lleno de hombres y mujeres levitantes.
Dominguet un día comenzó a levitar. Ocurrió así, sin proponérselo, y claro, debería tener miedo, miedo a volver a tener los pies en la tierra, pero no lo tiene. Pero Dominguet, como el resto de levitantes que flotan y flotan en el cielo Mandril algún dia se posarán sobre la amable arena de la playa, o cerca de un tupido bosque o sobre alambre de espino o muy próximos a los cables de una torre de alta tensión. Cosas del aterrizaje. Por supuesto mola más caer sobre brazos amigos que de bruces sobre un fuego abrasador. Pero un solo instante de levitación merece el riesgo de un incontrolado descenso. Lo importante es que el número de levitantes vaya en aumento, su sombra reconfortará a aquellos que quedaron en tierra. Hay que levitar, aunque apenas sea a dos centímetros sobre el suelo. ¡A flotar a flotar a flotar!¡Hacia la deriva!
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