Los enemigos del Hombre Nuevo
Ajustando piezas al Hombre Nuevo
Durante muchos años Dominguet se ha empeñado en construir el Hombre Nuevo; más alto, más guapo, más atlético, con ojos fosforescentes para ver por la noche, con branquias para respirar bajo el agua
El hombre nuevo debería tener un corazón y un cerebro como un melón, manos suaves, voz melosa, movimientos ágiles, livianos, sensuales, resistente a las balas y los enfados, risa estruendosa, gran autoestima, habilidoso para gestionar el tiempo de su propia existencia, amante de las artes, las mujeres y los hombres y las ciencias, no necesita zapatos; camina descalzo, escala montañas, desciende simas, promueve el bién, practica una nueva modalidad de mal bondadoso y lo que George Orwell denominaba "Decencia Común", eleva a los que están debajo de él a su misma altura, pinta monas con gran habilidad, toca la flauta, investiga y recupera las tradiciones emancipatorias que liquidaron la izquierda y la derecha, echa pulsos a la modernidad y a la sociedad industrial, el hombre nuevo se emociona durante un paseo por el monte, no usa reloj de pulsera, derribará las puertas del ministerio de economía y expulsará los banqueros; dejará un poeta en su lugar, es permacultor y escultor; deja junto al rio cantos rodados y cantos tallados, azote de universitarios, amable e inmune al miedo.
De acuerdo; Dominguet reconoce que un hombre nuevo así, tan chulo, se ganará enemigos por doquier. Un ejemplo; si camina descalzo la industria del calzado le mirará con malos ojos, si abandona cantos tallados junto al rio los artistas le mirarán con malos ojos. Le mirarán mal educadores, arquitectos, médicos, urbanistas e intelectuales en general, si se empeña en llamarlos con su nombre oculto: policias. Dominguet reconoce que el mundo actual no está hecho para el hombre nuevo, solo encuentra obstáculos a cada paso. Igual el próximo hombre que construya Dominguet no sea nuevo exactamente, sino antiguo, pero algo mejorado.
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