jueves, 20 de diciembre de 2012

Sobre la ingravidez y la vida en la Tierra




Tierra e ingravidez

Tengo que amarrar muy bien mis pies al suelo, para en caso de elevarme por los aires, no perderme en el espacio cósmico ni caer en un agujero negro. 

Reconozco que la sensación de ingravidez puede molar, pero si perdiera el contacto con la tierra podría acabar, no sé, en un planeta de hombrecitos verdes. Llegar a un planeta de hombrecitos verdes quizá dispare la creatividad, es cierto. Flotar a la deriva puede reportar asombrosas experiencias, nadie lo niega, pero algún día habrá que volver a la Tierra. Y la verdad, regresar desconcertado y perdido, me haría envejecer algunos años. Así que si fuera posible, esta vez, si me elevara por los aires, me gustaría saber que en cualquier momento podría descender al suelo, como si tal cosa. Me gusta creer que el contacto con la realidad aumenta la esperanza de vida. Flotar en el espacio mola, es verdad, pero también es muy agradable pasar la tarde tumbado en la hierba del parque, envuelto en aire fresco, echándome unas risas, bebiendo vino. En estado de ingravidez el vino es bastante complicado de beber, aunque la ausencia de oxígeno nos haga permanecer en cierto estado de irrealidad

Si, no soy contrario de la elevación por los aires, claro, eso permite conocer mundos, pero me he dado cuenta de que no conozco las maravillas de la tierra. Quiero permanecer en el aire y en la tierra simultaneamente. Creo que en el aire se escriben los dramas, y en la Tierra las comedias. 

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