miércoles, 19 de diciembre de 2012

Tarea para evitar el fin del mundo

No tengo ninguna fotografía de la cocina del futuro, pero me he encontrado con esta instantanea. No sé lo que es, pero podría ser un convento en el porvenir


Una cocina en el futuro

Ellos solo hacen su trabajo. Les han encargado acelerar el proceso para borrar el pasado y destruir el presente, y en fin, hay que reconocer que lo hacen diligentemente.   Mientras tanto yo me encargo de construir el futuro. Lo hago en algún rato de mi tiempo libre. Lo confieso, soy un diletante

Mi trabajo no es tan interesante como el de aquellos que se encargan de borrar el pasado y destruir el presente. A veces trato de pensar sobre la existencia de Dios o el fin de la era del petroleo mientras friego platos, pero es en vano. Incluso me resulta imposible asegurar que tenga algo parecido a un pensamiento, aunque me visto sorprendido recordando algún encuentro con mujeres que me gustan, pero por lo general no dura demasiado tiempo. Tengo que esperar a que finalice mi jornada laboral para poder pensar en chicas, Dios y los combustibles fósiles. Mis conversaciones con los compañeros suelen ser recurrentes. El tema principal es el fin del mundo, sobre el tiempo que nos queda antes de que se derrumbe la cocina sobre nosotros.  Algunos compañeros ensueñan  que serán los elegidos tras el desastre, ¿pero a quién le apetece despertar en una cocina en ruinas? Todos tenemos la seguridad de que el pasado en la cocina estatal se encuentra a tan solo un milímetro de ser borrado, y aunque hay algunas resistencias, son algo a desgana. Sin embargo, a veces, tengo alguna pequeña iluminación, y me hago alguna pregunta que puede resolverlo todo "¿Cómo sería la cocina de mis sueños?" La respuesta se llama "Cocina del Futuro". 

La cocina del futuro tiene que ser, evidentemente, atractiva. Uno tiene que poder pensar, si le apetece,  en la existencia de Dios,  los combustibles fósiles o en las mujeres, y permanecer en estado de flujo. Debe estar construida sobre los cimientos de la realidad en vez de en la locura. Lo sé, no hará demasiada gracia y encontrará todo tipo de enemigos, pero no hay más remedio;  escribiré un proyecto sobre la cocina de mis sueños y lo lanzaré al aire. Más tarde o temprano caerá en algún lugar del planeta y comenzará a germinar. Por si acaso, haré una copia del proyecto de la cocina del futuro y la guardaré en un recipiente hermético. Después la enterraré. Imagino que algún día será descubierta por las mujeres y los hombres del porvenir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

De hormiga a hormiga...:estás pirao. Por cierto, no soy un robot

 
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