Por el fin de la guerra contra la entropía

La entropía en acción

¡Parad la guerra!

Y la entropía insiste. Da igual que uno rasgue su camiseta y golpeándose el pecho grite "¡Entropía estoy aquí!" A la entropía le da igual

Uno se enfrenta a la entropía con una escoba, pero da igual, más tarde el suelo volverá a cubrirse de polvo. Ordena la casa, pero en cuanto relaje su cuerpo y su mente se desordenará sin compasión. Todo se ensucia, se desordena, se rompe,. Tradicionalmente, en la guerra del hombre contra la entropía se utilizaban esclavos y explotaban mujeres. El coste social de esta asombrosa guerra permitía abrir la ventana al despertar y descubrir que todo seguía en su sitio, o al volver a casa, los platos, se encontraban fregados. Pero en futuro Mandril socialista, el uso de esclavos y la explotación de género habrán sido abolidos, entonces, por fin, el ingenio volverá a florecer. Las casas estarán diseñadas con cierta pendiente que permitirá al polvo rodar por las encimeras y los estantes hasta caer al suelo y seguir rodando hasta perderse en un sumidero. ¿Y donde desembocará todo ese polvo? No lo sé, quizá a un delicioso huertecito urbano autogestionado por los vecinos