La policía nacional interviene decenas de miles de ladrillos de hachis para la cosntrucción de una nueva ciudad experimental
Hacia la ciudad infumable
Tras la próxima legalización del hachis la humanidad mirará atrás y encontrará un material de origen vegetal. Biodegradable.
Es cierto que todavía no existen estudios sobre el hachis aplicado a la arquitectura, no conocemos su grado de permeabilidad ni su degradación por la acción del Sol y la lluvia. Hasta cierto límite el hachis como material de construcción es sostenible, y quizá, el campesinado volvería a florecer, pero atención, no proponemos la destrucción de la tierra por el monocultivo del cañamo. Pero imaginamos una ciudad enteramente construida con bloques de hachis para viviendas. Creemos que una ciudad de hachis sería un indicador de la salud mental de la sociedad. Si sus habitantes un día, cercados por niveles de estres intolerables, se encontraran en la necesidad de fumarse sus casas, algo iría mal. Si fuera la propia ciudad y su urbanismo las que llevaran a la ciudadanía al estrés, y los mandrileños acabaran fumando sus propias casas, la ciudad se acabaría disolviendo. Entonces se volvería a construir la ciudad y las relaciones socioeconomicas entre sus habitantes de nuevo. Daría lugar a una experimentación constante, hasta la aparición por fin de la ciudad infumable. Una ciudad infumable dejaría de ser aburrida, dejaría de ser una ciudad de hombres agotados. Dejaría de ser una ciudad de hombres llevados al límite. Esto no significa que de vez en cuando arrancaran un trocito de salón para fumárselo.
1 comentario:
Me pido una china del salón!
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