En Mandril existe la costumbre de criar a un niño entre todos los vecinos. Él va y viene. Siempre es bién recibido. Llama a cualquier puerta a cualquier hora y siempre encuentra un lecho, un sofá, una nevera llena. Y va creciendo y creciendo hasta convertirse en hombre.
Cuando está lo suficientemente gordo, alrededor de los 130 kilos, varios vecinos le sujetan con fuerza y uno de ellos le apuñala con ensañamiento. Después se hace una fiesta donde todo el mundo está invitado y se prepara un gran caldero. Algunos de ustedes encontrarán en esto un acto de barbarie, ¿y qué? Los mercados se comen paises enteros y a nadie le parece demasiado mal. Lo que hace brutal esta costumbre mandrileña no es tanto el asesinato, ni la vida disoluta de un hombre cosificado que más tarde será apuñalado. Lo que es verdaderamente terrible es comerse a un amigo. ¿Si uno ha compartido la cama, el sofá y la nevera con alguien, como después le vas a meter en el horno?
Cuando está lo suficientemente gordo, alrededor de los 130 kilos, varios vecinos le sujetan con fuerza y uno de ellos le apuñala con ensañamiento. Después se hace una fiesta donde todo el mundo está invitado y se prepara un gran caldero. Algunos de ustedes encontrarán en esto un acto de barbarie, ¿y qué? Los mercados se comen paises enteros y a nadie le parece demasiado mal. Lo que hace brutal esta costumbre mandrileña no es tanto el asesinato, ni la vida disoluta de un hombre cosificado que más tarde será apuñalado. Lo que es verdaderamente terrible es comerse a un amigo. ¿Si uno ha compartido la cama, el sofá y la nevera con alguien, como después le vas a meter en el horno?
1 comentario:
Le metes en el horno con cariño.
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