Dominguet antes sufrir un colapso nervioso en el 2004 pudo dibujar la portada para un tebeito que nunca llegó a dibujar
"Te voy a Matar"
Dominguet ha recibido carta anónima en el que muy cortesmente se le indica que va a morir.
"Te voy a matar" dice la carta anónima. Dominguet sabe quién la escrito; la escrito Rajoy. Tiene que ser Rajoy ¿No es acaso el candidato del Partido de la Muerte por Mandril? Los enemigos se le acumulan a Dominguet por doquier y sabe por qué. Desde hace unos años la mente de Dominguet está generando caos y confusión por todo el mundo. No es que quiera el mal; pero dependiendo de su ánimo se colapsan economías o irrumpen hambrunas o sequías, a veces se enfada y cientos de miles de personas salen a las calles enfadadas. No sabe que puede ocurrir en el planeta si un día se levanta malhumorado o si ha caido en el desamor. Cuando se encuentra alegre llegan siempre buenas noticias. Dominguet sería el arma perfecta si se le pudieran ajustar sus emociones a conveniencia mediante palancas e interruptores. Y eso lo sabe muy bién el Partido de la Muerte. Por eso le quieren matar, porque quieren tener el monopolío absoluto del desastre. Pero si el Partido de la Muerte acaba asesinando a Dominguet, ¿qué le podría ocurrir al mundo?
3 comentarios:
Un mundo que se permite perder Dominguets ( http://is.gd/twoDwu ) es un mundo que sólo puede pertenecer a los famas.
En un mundo de famas, sólo sobrevirán las cucarachas.
Otro lema de la revolución es: ¡ defendamos nuestros poetas !
entonces si uno de los lemas de la revolución es ¡Defendamos a nuestros poetas! quedaría precioso decir ¡Autodefensa! Que englobaría a los siete mil millones de poetas vivos que pasean por el planeta ahora mismo. Podríamos hacer algunas exclusiones, vale, pero solamente por antipatía, como Botín por ejemplo.
Ah, que bueno que me hayas hablado de los famas; precisamente tenía el librito esperando para leerlo esta semana!!
Saludos!
Totalmente.
Sólo que los Botines no son excluídos, son poetas muertos. Lamentablemente hay muchos, no todos tan feos y ricos; para ellos ya llegamos tarde. Les podríamos dar una calculadora para que llenen lo que les quede de tiempo con números imaginarios. Con suerte, tal vez resuciten.
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