Obsolescencia humana y renacer automatizado
Admitamos, pues, las grandes ventajas que lleva implícita la obsolescencia humana
Proyecto de estrella del rock
Al principio será un hombre disfrazado de robot que cantará canciones con la voz distorsionada en el metro, en los parques, y más tarde en pequeños garitos.
Con el tiempo el hombre disfrazado de robot dejará de ser hombre para convertirse en un verdadero robot. Y cuando salga al escenario cantará canciones compuestas por él mismo, es decir; por una máquina. Lo mejor de todo es que usted pagará por ellas.
Tener un músico robot o una banda de robots cantando y tocando para las masas tiene algunas ventajas sobre los músicos de la vieja usanza. Algunos ejemplos:
Pueden protagonizar el concierto más largo de la historia, esto es, 24 horas diarias durante los 365 días del año sin interrupciones para ir al baño. Contrariamente a lo que les ocurre a los hombres y mujeres músicos, jamás pasan hambre ni se ven abocados a vender su guitarra para sobrevivir. Pueden realizar giras interminables, siempre frescos, sin recurrir a los estupefacientes, asumir mediante riguroso turno los deseos de todos los groupis, vivir en una fiesta sin fin, atender a entrevistas y mantenerse constantemente joven. Una vez concluida su vida útil pueden incluso acabar en un museo.
Algunos interrogantes: ¿Cual es el coste medioambiental de una estrella del rock robotizada? ¿No podría ser más sostenible, desde un punto de vista de destrucción de recursos, y emisión de CO2 un tipo normal que silbe una melodía propia camino de su trabajo alienante? ¿Somos capaces de imaginarnos un mundo donde los guitarristas de carne y hueso hayan sido sustituidos por máquinas? ¿Es posible un público robotizado?
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