sábado, 5 de octubre de 2013

Breve texto para un mundo feliz

Una de las pocas fotografías tomadas de la ciudad durante las obras


Publicidad para viviendas futuras


Es cierto que todavía no existen, pero las estamos construyendo. Se trata de una red de ciudades ignífugas, resistentes a pedradas, encapsuladas en cúpulas de cristal irrompible e interconectadas mediante vías rápidas de aire comprimido, lo que facilitaría la movilidad de personas, documentos, mercancías, vehículos y basura.

La primera ciudad encapsulada será inagurada en veinticinco años y la red de ciudades se dará por terminada dos décadas más allá. Es una inversión segura para las generaciones venideras, para su descendencia y para la descendencia de su descendencia como alternativa a la construcción de colonias lunares para élites ¿Para qué emigrar a Marte si podemos construir unas ciudades igual de chulas en la Tierra? Estas ciudades serán enclaves de confort, de acceso limitado, cuya vida útil excede a la imaginación, diseñadas a prueba de catástrofes, cataclismos, pedradas y transformaciones sociales.  

Tres señores que jamás había visto antes promocionando nuestras viviendas

Con toda probabilidad, en el exterior de la cúpula de cristal, no se darán las condiciones necesarias para cultivar el ingenio y nuestras potencialidades artísticas y creativas. Es decir, una vida que merezca la pena vivirse dedicada a los pequeños placeres mundanos. Más allá del umbral de la ciudad encontraremos muchedumbres de hombres y mujeres con un cerebro bastante más pequeño que el de los habitantes de las ciudades cúpula, alterados sin duda por la menor presencia de oxigeno y nutrientes en el ambiente exterior. Una gruesa estructura de cristal irrompible nos separará del exterior y nos permitirá saludar a  familiares y amigos que quedaron fuera y decirles adiós. No fueron lo suficientemente precavidos para adquirir una de las preciosas viviendas de nuestra promoción cuando todavía estaban a tiempo.



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