lunes, 1 de junio de 2009

Dominguet se pierde en las montañas


Micro detalle del chiringito

Las aventuras de Dominguet en las montañas

Dominguet se ha calzado las botas, ha buscado en la nevera fuet, queso y pan se ha ido a las montañas. Era inevitable. Se ha perdido.

Se ha perdido. Si. Durante exactamente cinco minutos. La luz de Mandril, equivalente a la potencia seis centrales nucleares, tres térmicas, cuatro gigantescas presas, diez mil generadores eólicos, y la superficie de tres mandriles cubiertos de paneles solares, le ha guiado hasta el chiringuito en la cumbre. Esperaba encontrar una pastorcita que le llevara hasta un aprisco y le amara con pasión. No existen las pastorcitas. Los coches aparcan en la falda de la montaña y miles de senderistas se encaminan hacia el chiringuito. Una cabra montesa se acerca a Dominguet que se ha tomado ya tres cervezas, mira a Dominguet a los ojos y rumia unos cachuetes que venían con el aperitivo.

1 comentario:

PELLICER dijo...

Es cierto: las pastorcillas no existen.

Yo las he llamado utilizando el método de la berrea (descomunales mugidos a la altura de mi irrefrenable plétora) pero sólo he conseguido irresistibles lametones de sensuales ciervas.

 
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