¡La invasión ya sucedió!
Lo que a continuación sucede ocurrió en abril de 2007, en el populoso barrio de Entrevias, Mandril. Mi compañero de piso trae a casa 30 berenjenas en vinagre compradas en el mercadillo del barrio.
Tres meses después las berenjenas han comenzado a moverse. Al levantar la tapa una de ellas me mira firmemente a los ojos y dice por primera vez "Papá". En poco tiempo las berenjenas viven despreocupadas en casa, leen la enciclopedia de El Pais y discuten sobre el bien y el mal. Se multiplican con facilidad. El espacio vital se reduce. Una asamblea de berenjenas pide colectivizar la casa. Nos negamos. Matamos a 15 berejenas y arrojamos sus cuerpos sin vida a la basura; el resto son expulsadas a la calle donde se dan al pillaje: queman coches, saquean supermercados, desfloran doncellas. Echamos el cerrojo y encendemos la televisión; seguimos la guerra entre el hombre y las berenjenas por el telediario. La humanidad está en peligro.
Esto ocurrió hace más de un año, antes de que comenzaran los bombardeos contra las berenjenas. Ahora las berenjenas están todas muertas, y nosotros podemos encaminarnos hacia el Corte Inglés tranquilamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario