¡Inminente llegada de la revolución a Mandril!
Todo comenzó con una tara genética. Al estar la malformación circunscrita a una de las familias que más molaban de Mandril, la tara, nos procuró que el sol volviera a salir al día siguiente.
La tara: pies separados hacia el exterior, un caminar similar a diversas aves, palmípedas, pertenecientes a la familia de las anátidas. Esto llevó a los mandrileños a moderar sus risas, y sobre todo a ser más sensibles. No era el momento de reirse de quien caminara de ese modo. Mañana podría heredar 3/5 partes de Mandril. Y así, pronto algunos comenzamos a volver a andar. Al principio dificultosamente, pero despues, podiamos llegar más facilmente a demasiados sitios, promocionarnos y mirar al horizonte con cierta perspectiva. Pero la revolución, la verdadera revolución llegó gracias a un señor que amaba demasiado a sus hijos. Ese señor advirtió que colocando el zapato izquierdo en el pie derecho, y el pie izquierdo en el zapato derecho de su hijo, este tendría un porvenir mucho más amable. Durante el crecimiento los huesecitos del pie todavía pueden formarse para molar más aún, y así se hizo. Pronto una nueva manera de andar se implantó en Mandril, produciendo imaginativos bailes e insólitas lesiones ¡Y muchas risas! Sobre todo cuando veíamos a un chaval caminando como un hombre, agil y liviano ¡Como nos reiamos! Mañana sería un pobre hombre.
Nadie le obliga a usted a caminar de esa manera tan pasada de moda. Existen clases nocturnas y becas para aprender a andar y avezarse con éxito en el mañana.
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