Un primero de mayo cualquiera mientras el desastre llama a la puerta
El primero de mayo Dominguet tuvo sueño, mucho sueño. Cuando está cansado se encuentra menos angustiado.
Al encontrarse cansado, muy cansado, camina arrastrando los piés. Aún así, no parece un zombi. A veces, cuando está cansado nada le afecta, se le puede pinchar que él te mirará con una sonrisa de soslayo. A veces, cuando está cansado, muy cansado, y si caé un alfiler al suelo, tiembla como si hubiera explotado al lado una bomba nuclear de diez kilotones. Cuando ha llegado a casa, a Dominguet le ha apetecido meterse en la cama.
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