Estaba buscando una foto de la clase obrera y otra del monstruo, para demostrar su asombroso parecido. En el camino me he encontrado esta fotografía maravillosa, y he sucumbido a sus encantos
Algunos parecidos entre el monstruo y la clase obrera
Las coincidiencias son absolutas; el monstruo nace en los albores de la sociedad industrial, la clase obrera también.
El monstruo no puede dejar de ser un monstruo, vive atrapado en un cuerpo que no es el suyo. La clase obrera está atrapada en si misma. El monstruo quiere ser amado, la clase obrera también. Cuando el monstruo es rechazado, declara la guerra al mundo, pero promete abandonar las armas si se le crea una compañera. La clase obrera, cuando es rechazada, declara la guerra, pero abandona la conquista por el poder a cambio de parecerse algo, aunque sea un poco, a Botín. Es decir, de ser una clase obrera mejorada con alguna posibidad de acceso al poder, mediante las reglas del juego de la dominación. Ambos, la clase obrera y el monstruo son engañados. El acceso al saber como medio de liberación es una estafa: es el conocimiento de la clase dominante. El saber reglado les separa de la clase obrera, pero les acerca a los dominadores. Lo único que puede hacer el monstruo y la clase obrera es desaparecer; acabar de una vez con quién le ha creado, esto es; destruir al verdadero monstruo: la sociedad industrial.
(bueno, en realidad lo mejor del artículito es la foto)
2 comentarios:
La yaya comunista y rural es fantástica. Se enamora uno de ella al instante.
Quedan pocas que vayan a pasear con su hoz y su martillo por el parque. Debieron morir hace muchos años, en algún campo de concentración. Las herederas de tanto coraje, no que sé que llevan en los bolsillos
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