lunes, 30 de mayo de 2011

Caracolismo contra velocistas suicidas

El símbolo del movimiento asambleario debería ser un caracolito


 Caracolismo

La asamblea por consenso avanza muy despacito. Es un mecanismo de futuro, pues en el futuro la velocidad se habrá reducido

La asamblea encaja bién en un mundo donde la peña se dirige en bicicleta a uno de los huertos colectivos que abastecerán al menos el 50 por ciento de la producción de frutas y verduras al barrio. La velocidad de la asamblea es lenta, muy lenta, y  la velocidad de los automóviles y los aviones es rápida. Es una velocidad hiperinflacionada.  La velocidad del capitalismo esta hiperinflacionada, la sociedad moderna se encuentra hiperinflacionada. En realidad vivimos en una borbuja de borbujas enorme que acabará pinchando. El símbolo de la asamblea debería ser un caracol. Que los izquierdistas o los libertarios no esperen que las asambleas nos lleven al nuevo mundo a velocidad supersónica. Para ir al nuevo mundo muy deprisa solo se puede realizar mediante un medio de transporte autoritario, y mucho nos tememos que el mundo que encontraremos al llegar, no nos mole tanto. El asamblearismo por consenso se encamina al nuevo mundo muy despacito, porque el vehículo en el que se nos transporta es un medio antiautoritario. Va tan despacito que  acusarán al caracolito de no ser operativo o de conservador, pero es que el caracolito ha iniado el camino desde la realidad existente. El mundo que resulte tras el agotamiento de los combustibles fósiles será más lento. Si tras la sociedad postfosilista todavía existe la humanidad, lo más efectivo serán que se adopten las asambleas como medio organización. El movimiento asambleario que se ha iniciado ahora, en el reino la velocidad, se encontrará con enemigos a ambos flancos, tanto a  la izquierda como a la derecha, todos ellos obsesionados por la velocidad. Para la supervivencia de la humanidad y el planeta, es necesario que el caracol sobreviva a sus enemigos, aunque solo queden dos caracolitos perdidos en el bosque. Una vez que se hayan estrellado tras conducir a toda velocidad sus enemigos, los caracolitos volverán y saldrán del bosque, y serán milloneS

2 comentarios:

vakazul dijo...

A mi me da pena ver como se rien de los caracoles los lobos y cervatillos que les adelantan a toda velocidad. Y que no ven que al fondo hay un precipicio y que los caracolitos descenderan lentamente con su babilla mientras que los otros acabarán estampados contra el suelo. Y que aun estampados contra el suelo aun mantendrán la sonrisa en la cara. Me da pena de verdad.

Pellicer dijo...

El caracolito no necesita correr porque nos está esperando allí donde debemos ir: en el huerto permacultivado, bien cómodo sobre una magnífica hoja de lechuga fresca.

 
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