martes, 24 de mayo de 2011

George Orwell se da un paseo por las asambleas de las plazas ocupadas europeas

Como ser George Orwell

Sobre la mesa de Dominguet se encuentra el sombrero de George Orwell. Ha decidido ponérselo para ver que tal le sienta y darse un paseo por la asamblea de la Puerta del Sol


"Para escribir en un lenguaje vigoroso y simple es preciso pensar de forma intrépida, y en cuanto se empieza a pensar de forma intrépida ya no se puede volver a ser politicamente ortodoxo" George Orwell

Inmediatamente ha dejado de tener miedo a perder el curre, el estatus, la casa, incluso un poco la vida. Puede pensar libremente. Incluso su misantropía, el miedo a las chicas, a hablar en público, de ser rechazado, se ha mitigado durante estos días durante sus paseos por las asambleas con el sombrero de Orwell. Y se encuentra a favor de las asambleas de las ocupaciones de las plazas de Europa, pero no puede poner su pluma al servicio de las asambleas. Se puede comprometer politicamente como ciudadano y ser humano, pero no como poeta y anarquista, aunque en realidad su poesía vital se encuentre impregnada de compromiso. Como cualquier persona estará en las asambleas, en las comisiones, en los grupos de trabajo, pegará carteles, repartirá octavillas, pero seguirá escribiendo las crónicas de las asambleas como individuo, outsider, o francotirador llegado el caso que practica la poesía sospechoso a los ojos del estado, y que opera al margen de cualquier tipo de organización. Acudirá a las asambleas de barrios y participará activamente según sus luces y sus fuerzas.

 



2 comentarios:

Pellicer dijo...

A los que nos sentamos en este sofá tuyo para que nos leas poesía, nos gusta mucho, y desde siempre, tu sombrero.

Incluso cuando no lo llevas.

Dominguet dijo...

Los dias que hace mucho viento se me vuela el sombrero, y como dijo Chesterton, correr tras el propio sombrero lejos de ser patético es divertido. ¿Hay forma de ofrecer un espéctaculo tan sencillo y edificante a quién me ve en ese momento? Estoy más guapo sin sombrero, desde luego, los sombreros me quedan fatal. No lo digo por nada. La pinta que llevo con el sombrero puesto produce a mi espalda algunas risitas. Me parece estupendo.

 
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