Hablar solo
A lo mejor, cuando uno comienza a hablar solo, comienza hacerse visible
Hablar solo como herramienta descondicionante
Dominguet ha decidido experimentar consigo mismo de nuevo. Hablar solo podría tener grandes ventajas, por ejemplo; ser consciente de las imbecilidades que uno dice.
Hablar solo y alto, para oirse bien. Pensar en alto. Generalmente se acepta que alguien que habla o piensa en alto ha caido en barrena. Dominguet cree que ocurre todo lo contrario, que es cuando dejamos de hablar, cuando nos despersonalizamos. Para volver a personalizarse hay que hablar en alto y escucharse. Lo primero que uno observa es que habla fatal, quizá por años de silencio, siempre escuchando a los otros a través de radio, prensa o televisión. Siempre escuchando a los jefes, siempre escuchando a los que tienen algo que decir, ¡como si uno no tuviera nada que decir!.
Así que Dominguet hablará solo mientras permanece en casa, pero guardará silencio en la biblioteca y en los cines. Más tarde, quizá mañana, salga a la calle y comience a hablar solo. Inspirado por "101 cosas que aprendí en la escuela de arquitectura" todas sus decisiones deberán justificarse al menos de dos maneras. Por ejemplo; Dominguet es bicicletero, pero al ir al trabajo en bicicleta, hace ejercicio y se traslada al trabajo simultaneamente. En este caso, montará en bicicleta, se trasladará al trabajo y hablará solo, incluso al mismo tiempo que habla observará la cosificación.
Habrá días en los que Dominguet hable solo por el propio placer de oirse y de hablar, sin que nadie tenga que soportarle. Otros días, establecerá un programa, un tema que irá perfeccionando a medida que fría unos huevos, friegue platos, o pedalee hasta un puesto de trabajo antes de que sea tomado por una corporación transnacional. Hablar solo y crear un discurso. Nos oimos menos a nosotros mismos que al telediario.
Es probable que los locos hablen en alto precisamente para dejar de estar locos. De la misma manera hablar en alto puede convertirse en una herramienta de descondicionamiento. Porque precisamente hablando en alto uno descubre pensamientos que no sabía que había pensado. Es sorprendente lo que pueden salir de unos labios.
En cualquier caso cuando se habla para los demás, amenudo uno siempre tiene la sensación de estar hablando solo. Quizá cuando se piensa en alto, al menos uno tenga la seguridad de tener un pequeño auditorio.
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