Follar para cambiar el mundo
Bien, y ahora, ¿quién es el primer revolucionario/a dispuesto a follar con este?
¡Sacrificio!
Las libertarias y los izquierdistas debemos hacer un sacrificio más si es que queremos salvar Mandril y el mundo. Es decir; tenemos que follar con todos los neoliberales del planeta
Está demostrado por la fuerza de los hechos que durante el emparejamiento no solo hay un intercambio de fluidos, sino que además hay una transmisión de pensamiento e ideas. No solo follan los cuerpos, también follan las mentes. Y es precisamente porque follan las mentes por lo que se derrumban muros infranqueables
Es imposible convencer mediante la palabra o los mismos hechos a toda la población de pensamiento neoliberal de Mandril. No solo tienen un esquema mental predeterminado que crea resistencias ante un discurso irrefutable sobre la realidad, sino que su propio patrón de pensamiento, de valores, y estatus, hace del todo imposible una empatía con la sensibilidad, las generaciones futuras, los bienes comunes, la solidaridad y el amor. No podemos derribar este muro infranqueable mediante agitación y propaganda ni con la información, pero podemos hacerlo caer mediante el sexo y el enamoramiento. Y es en el enamoramiento cuando se necesita y se quiere comprender al otro, abriéndose a nuevas lineas y modelos de pensamiento. Cuando uno se encuentra enamorado baja sus resistencias porque lo que quiere es conocer y ser querido por el otro. Lo que penetra es otro mundo.
Para que penetre ese otro mundo es necesario iniciar ese paso difícil, lo reconocemos, de amar a un racista, un fascista, un liberal, o cualquier otra cosa, un taurino, un poli o un españolista, por ejemplo. Es decir; lo que necesitamos es un sacrifico. El sacrificio de millones de progresistas, izquierdistas, libertarios, feministas, ecologistas y quincemayistas en aras del fluir de un pensamiento que socavará la base social del neoliberalismo imperante.
Los acontecimientos demandan nuevas lineas de acción intrépidas y creativas. El estado del planeta no solo exige este sacrificio sino asumir un riesgo. En este intercambio de fluidos y de ideas podría ocurrir que acabáramos siendo uno más en esa masa neoliberal y nihilista. Es decir, convertidos en otro. Pero no debemos temer, solo mediante el enamoramiento podemos cortocircuitar el bombardeo mediático al que se ve sometido la mayor parte de la humanidad. Y si la caida de nuestras propias resistencias nos acabara convirtiendo en un mamarracho, más adelante se podría revertir y volver a ser nosotros mismos, siempre que caigamos en los brazos de una partidaria del porvenir.
2 comentarios:
Dos que comparten colchón son de la misma condición, decía mi abuela.
Pues tenía razón tú abuela. ¿Pero y si realmente funcionara la estrategia de este periódico para salvar el mundo? Es decir, que dos personas absolutamente incomplementarias compartieran colchón, ¿se produciría un transvase de sensibilidad del lleno al vacío?
Publicar un comentario