Cuerpos sin ojos, y ojos sin cuerpo. Esa es la cuestión
La rebelión de los ojos
Un día los mandrileños dejaron de mirar con sus propios ojos para ver el mundo a través de los ojos de otro. Ese día, los ojos de los mandrileños abandonaron el cuerpo de los mandrileños.
Un ojo lo que desea es mirar. Asi que los ojos de los mandrileños saltaron de las cuencas y se dispusieron a ver Mandril con sus propios ojos. Decir que millones de ojos caminando por Mandril eran muy fáciles de pisar. Los ojos, que ahora por fin veían el mundo, miraban a los cuerpos sin ojos que tropezaban sin cesar en la noche oscura mandrileña. Y los ojos lo que querían era un cuerpo donde estar.
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