¡Fusilar es fácil!
Me levanto todas las mañanas y me digo "¿qué hago hoy?" Y hago lo de siempre, fusilar a algunas cuantas personas.
Las sociedades policiales como esta son las que más molan. Hay muchas palanquitas, muchas, que al accionarlas disparan una ráfaga de balas a algunos niños que están merendando una cosa de color rosa, o que disparan en la nuca a unos señores a los que se les está sublimando el cerebro. Eso es lo que hacemos en las mañanas ¡Y además es guay! No hay buen rollismo posible. Pero si usted en cualquier caso decide un día dejar de ser policía, entonces será mejor que no haga nada. Nada de nada. No compre, no trabaje, no coja el coche, no utilice el transporte público, no utilice electrodomésticos, no haga turismo. Es cierto que habrá dejado de colaborar con la megamáquina, pero se convertirá en un tio raro. Un psicólogo le estará esperando.
Dominguet trabaja duro para que todo mole más
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