Riesgos del transporte rápido
"Cuando yo no esté, no habrá más rosas, cipreses,
labios rojos
ni vino perfumado. No habrá más albas ni crepúsculos,
alegrias ni penas.
El universo no existirá"
Omar khayyam
Nuestra época es la de la muerte en masa. Cuando no existían coches, nadie moría en accidentes de tráfico, los aviones no caían convirtiendo en sombras a cientos de turistas, los trenes no descarrilaban en la entrada de un túnel perforado en una montaña sagrada. No existían envenenamientos masivos ni armas capaces de fulminar a millones de personas en solo un instante. Con la llegada del teletransporte los ejecutivos morirán de la siguiente manera: se teletransportarán con el fin de desplazarse a la oficina pero un fallo en el fluido eléctrico les dispersarán en millones de átomos por el espacio. La muerte en teletrasporte escuece menos que caer rodando por la ladera de un monte. La velocidad mata mucha más gente que el obsoleto y bucólico paseo. Pero por otra parte tambien hay mucha más gente dispuesta a morir por nada.
En Mandril todavía no gozamos del teletransporte cuántico, pero nuestro ejército de cientificos no cesa en su empeño de que contemos con uno. En la foto, uno de los prototipos de teletransporte mandrileño
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