Algunos comentarios sobre el hombre nuevo y el mundo nuevo

Instantanea tomada del hombre viejo, en el mundo viejo

Nuevos apuntes sobre el hombre nuevo

Ya hemos dicho muchas veces que en el laboratorio donde Dominguet trata en vano de fabricar al hombre nuevo, siempre ocurre algo, algo que hace que este caiga por las escaleras y se rompa la cabeza o las piernas.

Los constantes e inevitables accidentes e incidentes que le ocurren al hombre nuevo, aún en su versión mejorada, es porque todavía vive en el mundo viejo. Uno de los problemas de los hombres nuevos, es que quisieran llegar a la montaña más alta, desde donde se yergue el edificio más alto del viejo mundo y desde donde se toman todas las decisiones que afectan a los lectores de este periodiquito desconocido. Quieren tomar el edificio del viejo mundo. Pero el hombre nuevo lo que necesita no es tanto tomar el edificio más alto del viejo mundo, sino construir el nuevo mundo, el mundo nuevo. En el nuevo mundo uno no puede chasquear los dedos y encontrarse en una playa del otro lado del planeta medio borracho. Eso solo ocurre en el viejo mundo, y se está derrumbando. En el mundo nuevo hay que sembrar, querer y amar las calabazas. Hay que aprender a pasear. En cuanto aprendamos a pasear, caminaremos leves y con gracia. No llevaremos el peso del viejo mundo a nuestra espalda, cualquier gesto de amargura y decepción se borrará para siempre de nuestro rostro. Y el hombre nuevo entrará en el mundo nuevo, ágil, sin tropezar y sin caer por la escalera, como siempre.