Correr tras la propia peluca
Una de las experiencias que todos vivimos a diario es la de correr tras nuestra propia peluca. Tan patética y cómica como quemar un rascacielos con el fin de cobrar el seguro y acabar abrasado por las llamas.
En los diarios gratuitos de la mañana el proletariado ha encontrado por fin su prensa. No solo dirigida a un lector proletarizado sino escrita por el mismísimo proletariado, es decir, por un señor que disfruta de los sucedaneos trasgenizados, y que anuncia en su primera página que los gordos son en si mismos infecciosos. Más adelante nos tranquiliza explicando que es posible evitar una pandemia mundial de obesidad si nos lavamos las manos después de tocar a un gordo. Por otro lado, "El Pais", sobresaltaba hace unos dias a los treintagenarios con la noticia de que un potenciador del sabor denominado glutamato produce hambre ansiosa. Todo esto podría llevarnos al canibalismo. Sin embargo podemos respirar tranquilos, pues el propio "El País", avisa a los ciudadanos de que el uso de dietas adelgazantes ha llevado a la calvicie al 20% de las mujeres.
Desde los confines del cosmos llegan nuevas pelucas y bigotes postizos
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