¡¡Violencia!!
A las cosas se les acumula el polvo, a los hombres, cuando pasan a ser cosas, tambien. En la guerra de los electrodomésticos contra los hombres, el género humano se ha alistado en las filas de los aparatos y los cacharros eléctricos.
Mi compañero de piso se niega a tomar zumo de naranja natural hasta que no consiga un exprimidor eléctrico. ¡Cuanta gente ha muerto este invierno de frío porque su serradora eléctrica estaba averiada! Han preferido perecer congelados antes que cortar leña con un hacha. Hubo un tiempo, cuando no existía radio, que las gentes cantaban por las calles. Ahora nadie canta en la calle, tampoco silban, han sucumbido a la música grabada dejándose arrebatar miles de años de cultura popular. Cuando el 14 de febrero de 1988 las cosas dejaron de funcionar en la ciudad de Mandril, los hombres comenzaron de nuevo a caminar, pero lo hacían ortopedicamente. Habían permanecido tanto tiempo atrapados en el asiento del conductor que habían olvidado pasear. De ahora en adelante veremos cosas inauditas: grandes pandemias el día que las lavadoras dejen de funcionar y millones de hombres mugrientos esperando el restablecimiento del suministro eléctrico.
Murió por la causa electrodoméstica
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